martes, 1 de mayo de 2007

Lo mismo sirve para un roto que para un descosido

No hace mucho saltó a los medios de comunicación una noticia curiosa. Al parecer estaban desapareciendo las abejas de EE.UU.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_6404000/6404175.stm

Después resultó que también estaban desapareciendo en todo el mundo:
http://www.20minutos.es/noticia/219176/0/alarma/desaparicion/abejas/

Incluso ha dado para que el gobierno cubano se cachondease de los EE.UU.:
http://www.granma.cu/espanol/2007/abril/lun9/abejas.html

Al final todo esto tenía que acabar relacionandose con las antenas. Un medio de comunicación británico, The Independent, ha publicado un artículo relacionando la desaparición de las abejas con las ondas electromagnéticas emitidas por los teléfonos móviles:
http://news.independent.co.uk/environment/wildlife/article2449968.ece

Pues resulta que alguien no sabe cual es la diferencia entre un teléfono móvil y uno inalámbrico, pero desde aquí no se va ha describir mejor que en:
http://blogs.20minutos.es/retiario/post/2007/04/16/falso-panico-la-colmena

Y el remate se puede leer en:
http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2007/396/1177697408.html
Donde un ojo que quiera ver podrá distinguir entre la opinión de los científicos que llevan años trabajando con abejas : "Mariano Higes, un veterinario de 40 años que lleva más de 15 trabajando en el centro de Marchamalo y es uno de los mayores expertos europeos en patologías de abejas, explica las pesquisas: «En 2000 empezamos a detectar un aumento significativo de nosema apis al ver las esporas de este parásito en el microscopio. O eso pensábamos. Porque la sintomatología del nosema (hinchazón del vientre y diarrea por una alteración del aparato digestivo) no encajaba con lo que nos decían los apicultores: las abejas desaparecían sin dejar rastro».
Ya no bastaba con el microscopio: había que analizar el ADN del parásito. «En 2005 decidimos secuenciarlo genéticamente (como hace la policía científica de la serie CSI) y, para nuestra sorpresa, vimos que no era nosema apis, sino nosema ceranae. El investigador sueco Ingemar Fries lo había identificado en apis cerana (abeja asiática) en 1996, pero ahí lo dejó, porque en esta especie el microsporidio no causa ninguna patología."
y la sugerencia dejada caer por el periodista en la entradilla:"Otros expertos creen que el cambio climático, la calidad del polen o los pesticidas serían las causas. Incluso las radiaciones de los teléfonos móviles"

Parafraseando a mi abuela: "La superchería sobre las antenas lo mismo sirve para un roto que para un descosido"

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